DÍA MUNDIAL DEL ALZHEIMER
Cada 21 de septiembre se conmemora el Día Mundial del Alzheimer, con el objetivo de concienciar acerca de esta enfermedad y recordar que año a año aumenta la cantidad de personas afectadas a nivel mundial.
El Alzheimer es la principal causa de demencia, ya que representa hasta el 70 % de los casos. Se denomina demencia al conjunto de enfermedades que afectan al cerebro y que impiden, a quienes las padecen, pensar, recordar y realizar con independencia sus actividades diarias. La demencia es una de las principales causas de discapacidad y dependencia en las personas mayores y es una enfermedad que puede resultar abrumadora tanto para quienes las padecen como para sus cuidadores y familiares.
A medida que aumenta la expectativa de vida, también lo hace el número de enfermos de Alzheimer. Cerca del 2 % de las personas de 65 años y del 40 % de los mayores de 85 años la padecen. En Argentina, se estima que alrededor de 600 mil personas mayores de 65 años tienen demencia, algo más del 8 % de ese grupo de edad.
El Alzheimer es una enfermedad crónica, progresiva e irreversible, que se inicia con la acumulación dentro del cerebro de ciertas proteínas que, lentamente, van deteriorando el funcionamiento de las neuronas y su capacidad de comunicarse entre sí. Afecta a la memoria, el pensamiento, la orientación, la comprensión, el cálculo, la capacidad de aprendizaje, el lenguaje y el juicio. El deterioro de la función cognitiva (es decir, la capacidad para procesar el pensamiento) suele ir acompañado o seguido por el deterioro del control emocional, el comportamiento social o la motivación.
No existe tratamiento ni drogas que puedan curar esta enfermedad, sin embargo, algunos medicamentos pueden proporcionar una mejoría parcial y transitoria de los síntomas. La ausencia de cura hace más significativa la importancia de la prevención.
El consumo nocivo de alcohol, el bajo nivel educativo, la depresión, el aislamiento social y la inactividad cognitiva son factores de riesgo para la aparición de demencia que pueden prevenirse o modificarse, ya sea a nivel individual o mediante políticas sanitarias y sociales.
El cerebro se comporta como un músculo de los que se entrenan de forma física, es decir, muchas de sus competencias pueden ser fortalecidas y desarrolladas para que queden protegidas de diversas afecciones. La memoria no es ninguna excepción en este sentido, ya que se ha comprobado que una estimulación eficaz de su ejercicio ayuda a prevenir su pérdida o mejorar la vida de los pacientes que ya han comenzado a manifestar la enfermedad, haciendo que esta progrese con mayor lentitud.