MITOS Y VERDADES SOBRE LA ALIMENTACIÓN Y EL ENTRENAMIENTO

MITOS Y VERDADES SOBRE LA ALIMENTACIÓN Y EL ENTRENAMIENTO

Que antes de entrenar es mejor consumir carbohidratos, que las proteínas ayudan a que los músculos crezcan, que es mejor comer dos horas antes de hacer ejercicio… y la lista puede continuar. Los mitos acerca de la alimentación y el entrenamiento son cada vez más frecuentes, por eso en esta nota vamos a ordenar algunas ideas.

 

1.       Más proteína, más músculos

 Es falso.

Quizás cuando escuchás hablar de proteínas, automáticamente lo asociás con “gimnasio”, “músculos”, “fuerza” …  Y sí, es cierto, las proteínas se relacionan con todo esto, pero la fórmula es un poco más compleja que “+ proteína = +músculo”

 

Primero tenemos que saber que las proteínas están compuestas por aminoácidos esenciales que están involucrados en la construcción de tejidos. Esto quiere decir que, entre otras muchas funciones, las proteínas facilitan los procesos de recuperación muscular. Entonces, por ejemplo, si se producen roturas microfibrirales en los músculos (puede ser por una contracción o elongación violenta), el organismo, con ayuda de las proteínas, los repara.

Siguiendo esta lógica, las proteínas no son las encargadas de “producir” masa muscular, sino que son un componente estructural del músculo.

Aumentar la masa muscular depende de otros factores que tienen que ver con la alimentación y el tipo de ejercicio.

Ahora bien, sí es importante que sepamos que, si realizamos ejercicio 4 o 5 veces por semana, la Organización Mundial de la Salud recomienda una ingesta de 0,8 kg de proteínas por día.

 

2.   Antes de entrenar, mejor comer carbohidratos

Es verdadero.

Pero ¿cómo es posible la relación carbohidratos-entrenamiento? Claro, normalmente escuchamos o decimos cosas como “voy a dejar de comer tantos carbohidratos”, “los carbohidratos hacen engordar”, etc., etc., etc.  

Pero la realidad es que tenemos que amigarnos un poco con ellos porque son grandes aliados del entrenamiento y ayudan a mejorar el rendimiento.

Rápidamente, y sin entrar en mucho detalle, te explicamos: cuando consumimos carbohidratos, la glucosa, con la ayuda de la insulina, entra en el organismo. Nuestro cuerpo utiliza la glucosa para generar energía y, de este modo, “alimenta” a las funciones (respirar, caminar, etc.). La glucosa que no es utilizada se “guarda” en los músculos y el hígado para reserva energética.

Si al hacer ejercicio físico agotamos nuestra reserva energética, es posible que experimentemos mareos, dolores de cabeza, sudoración excesiva, etc.

 

3.   Si comiste, siempre esperá dos horas antes de empezar a entrenar

A grandes rasgos, esto no es ni verdadero ni falso.

Es cierto que el proceso de digestión influye al momento de entrenar, por lo tanto, es recomendable esperar un tiempo después de comer, así nuestro cuerpo podrá descomponer y absorber los nutrientes.

Sin embargo, el tiempo de espera dependerá del alimento consumido y del tipo de ejercicio. Por ejemplo, si almorzaste y el ejercicio es de alta intensidad, es recomendable que esperes, incluso, más de dos horas.

Sino esperamos un tiempo prudente, posiblemente, durante el entrenamiento experimentemos calambres y dolores gastrointestinales.

 

4.   Mientras se entrena, tomar agua hace mal

Rotundamente, esto es falso.

Primero, es importantísimo que sepamos que beber agua siempre es saludable y que su consumo no se debe reducir solo al momento de entrenar (en una nota anterior, te contamos sobre los beneficios del agua en nuestro organismo).

Sin embargo, cuando realizamos actividad física es aun más importante aumentar las reservas de líquido en nuestro cuerpo. La recomendación es que antes de entrenar ingieras 300 ml de agua y que durante el entrenamiento tengas una botella a mano para beber cada vez que tengas sed. De esta forma, evitaremos calambres y mareos.

Antes de finalizar, es bueno que recuerdes que, más allá de tener en cuenta estos consejos, una consulta con el nutricionista es fundamental. El profesional sabrá guiarte para que la alimentación sea acorde al tipo de entrenamiento que practiques.


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