4 CONSEJOS PARA CUIDAR TU CORAZÓN
El corazón es un órgano asombroso. Si estás emocionado o enamorado, late fuerte. Incluso, algunos estudios sostienen que si estás triste, “se rompe”. Pero más allá de ser el “embajador” de nuestras emociones, lo cierto es que gracias al corazón vivimos. ¿Sabías, por ejemplo, que el corazón comienza a latir a los 16 días después de la concepción y no se detiene hasta el último minuto de vida? ¿O que late aproximadamente 100 000 veces en un día?
Así es, el corazón es el músculo más fuerte de nuestro cuerpo y tenemos que cuidarlo. Por esta razón, este 29 de septiembre, fecha en la que celebramos el Día Mundial del Corazón, queremos acercarte algunas recomendaciones para prevenir las enfermedades cardiovasculares.
Descansá, pero de verdad
Primero, tenemos que saber que dormir bien no significa solo dormir 8 horas por día. Claro que estas 8 horas son necesarias, pero más allá de la cantidad de tiempo, lo que importa es la calidad de nuestro sueño.
Ahora bien, ¿qué quiere decir esto? En palabras simples, tenemos que descansar profundamente, es decir, relajarnos para conciliar el sueño con facilidad y no despertarnos durante la noche.
Para lograr este sueño reparador, te dejamos algunos consejos:
- Intentá respetar una rutina, por ejemplo, al llegar del trabajo podés hacer ejercicio, bañarte, cenar y, al final del día, relajar. La idea es que, más o menos, todos los días mantengas los mismos hábitos. De esta forma, el cuerpo “sabe” cuando se acerca la hora de descansar.
- Tratá de cenar “livianito”. En muchos lugares del mundo, las personas cenan temprano y realizan otras actividades antes de dormir. Sin embargo, nuestra costumbre es cenar e inmediatamente acostarnos. Quizá erradicar este hábito sea complejo, pero sí podemos optar por comidas que “no caigan pesadas”, es decir, consumir alimentos que sean fáciles de digerir. Claro que la digestión varía de acuerdo con las características de cada persona, pero a grandes rasgos podríamos decir que las frituras, la grasa, los condimentos picantes, las salsas y el café son alimentos que no colaboran con la misión de “dormir bien”.
Caminá, saltá la soga, salí a correr, bailá, andá en bici...
Si hacés actividad física 30 minutos por día, el corazón te lo va agradecer. Las razones son muchas, pero simplificando podemos decir que hacer deporte reduce el riesgo de cardiopatías y otras enfermedades cardiovasculares. Además, ayuda a disminuir los niveles de colesterol, mejora la capacidad respiratoria y, como si esto fuera poco, colabora con el “manejo” del estrés. Cuando realizamos actividad física, el cuerpo y la mente se relajan; de alguna manera, el ejercicio ayuda a que nos “desconectemos” de las preocupaciones diarias.
La recomendación es que realices ejercicios aeróbicos de intensidad moderada durante un tiempo prolongado, por ejemplo, caminar rápido o nadar. Pero ¡ojo! Siempre realizá ejercicio varias horas antes de acostarte a dormir, sino en vez de relajarte ocurrirá todo lo contrario y conciliar el sueño será más difícil.
Calma, ante todo, siempre calma
Es cierto que estamos acostumbrados a un ritmo de vida agitado. La escuela de los chicos, el trabajo, la universidad, las compras en el supermercado, los quehaceres domésticos o el tránsito son solo algunos ejemplos de las preocupaciones con las que diariamente convivimos. Claro que no podemos tener todo bajo control, pero sí podemos elegir el modo de transitar el día a día.
Básicamente, estamos hablando de la difícil tarea de “manejar” el estrés. En el punto anterior remarcamos la importancia de hacer ejercicio para relajarnos. Pero, además, existen otras maneras de no dejarnos ganar por la vorágine del día a día.
En este sentido, es importantísimo que aprendas a identificar las fuentes de estrés para hacerle frente. Por ejemplo, puede suceder que alguna situación laboral o familiar te esté incomodando, entonces, identificar el problema y “trabajarlo” para buscar alternativas, puede ayudar a disminuir los niveles de estrés. En este desafío, un psicólogo será el profesional que, sin dudas, podrá ayudarte.
Reí mucho
Por si no lo sabías, te lo contamos: la risa ayuda a reducir las enfermedades cardiovasculares. Según datos de la Fundación Española del Corazón, la risa genera sustancias hormonales, como las endorfinas, que se asocian con un estado de bienestar psicológico. Este bienestar ayuda a proteger el corazón. Y hay otro dato: cuando reímos, la capa interior de los vasos sanguíneos (que se llama endotelio) se relaja y, de esta manera, la circulación de sangre es mejor y baja la presión arterial.
Así que hacete un tiempo dentro tu agenda repleta de actividades y salí con amigos, tomá mates en el parque, mirá una comedia, jugá a las escondidas con tus hijos… ¡divertite!
Y para finalizar, te recordamos que llevar una dieta equilibrada (que incluya frutas, verduras, cereales, carne, legumbres, etc.), no fumar y reducir la ingesta de alcohol son hábitos fundamentales para mejorar la salud de tu corazón.