Mindfulness para niños: ¿cuáles son los beneficios de esta práctica?
El mindfulness para niños consiste en diferentes técnicas que permiten a los más pequeños concentrarse en estar presentes aquí y ahora. En general, el contacto con la realidad puede afectarlos de diferentes formas; en el contexto actual particular, aprender a reconocer las emociones se vuelve fundamental para que los niños no se sientan sobrepasados.
Desde la mirada del adulto, el relacionarse con el entorno, en mayor o menor medida, estresa y, muchas veces, genera ansiedad. En este contexto, practicar la atención plena se convierte en una gran herramienta de catarsis y relajación. Con los niños pasa lo mismo, en cierta medida, sus relaciones cotidianas pueden estresarlos o generarles ansiedad y es importante brindarles, desde una corta edad, instrumentos para poder sobrepasar esas situaciones.
Diferentes estudios demuestran que los niños que meditan y aplican el mindfulness habitualmente se encuentran más tranquilos, cuentan con una mayor concentración, son más amables y tienen más confianza en sí mismos.
El mindfulness para niños tiene como objetivo generar asombro y curiosidad por el mundo exterior desde un interior receptivo, relajado y confiado. Trabajar estas técnicas con niños genera la posibilidad de mejorar, desde temprana edad, habilidades como la empatía, la calma y la inteligencia emocional. Iniciar a los más pequeños en el mundo de la meditación les permite conectarse mejor consigo mismos, como resultado se vuelven personas con una gran habilidad para relacionarse con el entorno en las actividades cotidianas.
Al utilizar esta técnica de atención plena los niños tendrán una mayor capacidad de gestionar las emociones negativas, entender porqué se enojan o se ponen tristes y canalizarlo de forma adecuada. Esto mejorará su forma de relacionarse con el entorno, evitando situaciones violentas y agresivas, por ejemplo, cuando juegan con sus amigos.
¿A qué edad es ideal empezar con el mindfulness en los niños?
Los expertos sugieren como edad ideal los 3 años, ya que el niño puede seguir ciertas consignas. De todos modos, para obtener resultados a largo plazo es crucial la constancia. Al practicar la atención plena de forma regular, se transformará en un hábito para el niño y luego lo sentirá como una necesidad en determinados momentos de su día o cuando ocurre algo en particular.
Mindfulness y niños: ¿cómo empezar?
Es importante saber que no existe una única técnica para realizar mindfulness, cada niño irá encontrando su equilibrio y descubriendo con qué ejercicios se siente más cómodo. Para adentrarse en la práctica es importante que se trate de un momento divertido, que los niños se entretengan mientras van explorando nuevas emociones. También debemos tener en cuenta que, en un principio, la práctica no va a durar más de 5 o 10 minutos, ya que tiene que tener un enfoque lúdico adecuado a las capacidades infantiles.
En vista al comienzo de clases en contexto de pandemia, esta técnica puede generar un gran aporte para que los más pequeños aprendan a identificar sus emociones y las puedan conversar en el ámbito familiar.
Si te interesa incluir este tipo de prácticas en la rutina de tus hijos, te recomendamos el podcast de Cynthia Zak, una referente en el tema. Podés encontrarlo haciendo clic acá.