Obesidad: la pandemia de la que nadie habla

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, la obesidad es una acumulación anormal o excesiva de grasa en el cuerpo que puede ser perjudicial para la salud. Se trata de una enfermedad que predispone a las personas a contraer otras enfermedades crónicas como la diabetes, hipertensión, enfermedades cardiovasculares y algunos tipos de cáncer.

En la actualidad estamos inmersos en un ambiente que favorece el consumo de alimentos que tienen una baja calidad nutricional y alta densidad calórica. En las últimas décadas se ha producido un aumento significativo en el consumo de alimentos ultraprocesados que son muy densos en calorías y bajos en nutrientes y esto, junto con otros factores, ha llevado a que aumente la población que sufre de obesidad.

En Argentina 6 de cada 10 personas adultas tienen obesidad. Normalmente a las personas se les dice que la obesidad es solo una cuestión de balance energético, sin embargo, se trata de una enfermedad multicausal. Algunos factores son la genética, la situación económica de la persona, la salud mental, el estrés, el acceso a la atención médica, el acceso limitado a los alimentos, el ser físicamente inactivo y la exposición a alimentos ultra procesados. 

¿Podemos prevenir la obesidad?

¡Sí! Y se puede hacer sin dietas ni recetas mágicas, es un camino lento pero efectivo y que podemos sostener en el tiempo. Algunos consejos prácticos: 

  • Comer conscientes: a diario una persona toma alrededor de 200 decisiones por día en torno a la alimentación y solo un 20 % de ellas las toma de manera consciente. Esto significa que la mayoría de las veces comemos en “modo distraídos” y esto se relaciona con el aumento de peso. Lo opuesto a esto es “comer consciente”,  tomar una pausa y realmente decidir qué voy a comer, ¿realmente tengo hambre o solo estoy aburrido?

  • No prohibir alimentos: cuando prohibimos alimentos lo que generamos es más estrés y la mente está pensando constantemente en eso. 

  • Chequear el tamaño de los platos: se ha demostrado que aquellas personas que se sirven la comida en platos grandes tienden a comer porciones más grandes de las que se hubiesen servido  en un plato más pequeño. En promedio comemos un 92 % de lo que nos servimos, motivo por el cual debemos ser conscientes a la hora de armar el plato. 

  •  Para hacer buenas elecciones, tenemos que tener buenas opciones: comemos aquello que vemos y está al alcance de nuestras manos. Lo ideal es asegurarnos de que  nuestro hogar sea un ambiente sano, que en la heladera haya alimentos de calidad, frutas y verduras en variedad.

  • Comprar saludable para comer saludable: una alimentación saludable, variable y equilibrada comienza comprando de manera inteligente. Es importante priorizar la compra de frutas, verduras, haciendo especial hincapié en las de estación.

  • Planificar y organizar: tratar de adelantar pasos, precocinar, tener algunas preparaciones en el freezer. 

  • No saltear comidas: se recomienda realizar al menos 4 comidas principales: desayuno, almuerzo, merienda y cena; estas comidas deben ser completas en nutrientes, ¡y no hay que saltarse ninguna!  

  • Evitar las frituras: para cocinar tratar de utilizar la menor cantidad posible de aceite (es mejor su consumo en crudo como aderezo para ensaladas) o mejor, elegir otras formas de cocción (como al vapor o al horno).

  • ¡A moverse! Con solo 30 minutos al día de ejercicio es suficiente. Sin embargo, cambiar algunos hábitos y optar por la opción que implica más movimiento también es válido. Por ejemplo, elegir subir por las escaleras en lugar del ascensor, optar por ir al trabajo caminando, etc. 

Si llegaste hasta acá, no te pierdas la nota claves para sostener una alimentación saludable en el tiempo y si te interesa el tema, ¡mirá la charla de la Lic. Carla Gerónimo! 


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