Tips para empezar a meditar

La atención plena o meditación es un método que podés aplicar sencillamente desde tu casa para hacerle frente al estrés. Se trata de ejercicios que utilizan la respiración y la contemplación silenciosa que nos ayudan a sentirnos más relajados y en paz.

A parte de relajarnos y evitar el estrés, la meditación también tiene algunos beneficios: ayuda a reducir la presión arterial, mejora las horas de sueño, brinda una nueva perspectiva sobre situaciones estresantes, ralentiza los efectos cognitivos del envejecimiento, aumenta la autoconciencia, brinda una sensación de equilibrio interior y conexión, aumenta la paciencia y la tolerancia, aumenta la capacidad de procesar información, incluso, puede reducir el riesgo de producir cardiopatías.

Al estresarnos, liberamos una hormona que se llama adrenalina y que hace que se acelere nuestra respiración y aumente la frecuencia cardíaca y la presión arterial. El estrés es un sistema de alarma que tiene el cuerpo que nos pone en acción. Esto es bueno cuando nos enfrentamos a un peligro real, sin embargo, cuando se vuelve constante puede generar problemas de salud. La meditación y la atención plena son un buen método para controlar el estrés de forma saludable.

¿Cómo empezar a meditar?

Paso 1: Elegir el tipo de meditación a emplear

Antes de concentrarnos en cómo empezar a meditar es importante saber que existen diferentes tipos de meditación. Si bien todas apuntan a un mismo objetivo (encontrar la paz mental), tienen, entre sí, diferentes metodologías.

Algunos tipos de meditación son:

Meditación guiada: un guía (puede estar con vos o ser una voz, de un podcast por ejemplo) te ayuda a relajarte mediante la formación de imágenes mentales. Es posible usar olores, sonidos, imágenes visuales, texturas. Si te interesa comenzar con este método, te recomendamos el podcast Meditada de Spotify.

Meditación con mantra: consiste en la repetición mental de una palabra o frase que te relaje para evitar que los pensamientos te distraigan.

Meditación de consciencia plena: este tipo de meditación se centra en la percepción. Se trata de concentrarse en lo que sentís durante la meditación, por ejemplo, concentrarse en el flujo de la respiración.  

Yoga: se trata, quizás, de uno de los tipos de meditación más conocidos por todos. En Yoga se realizan una serie de posturas y ejercicios controlados de respiración para hacer el cuerpo más flexible y tener la mente en calma. Los ejercicios en sí trabajan mucho el equilibrio y, por lo tanto, requieren de concentración, por lo que uno se enfoca menos en los problemas del día y más en el momento.

Tai chí: se trata de un arte marcial china que se basa en una serie de posturas o movimientos lentos que se practican mientras se realiza una respiración profunda.

Paso 2: Elegir cómo lo vas a hacer

Si hay algo que no tiene que suceder es que la idea de meditar de modo correcto te estrese. Por lo tanto, es importante que pruebes los distintos tipos de meditación, elijas uno y luego definas dónde y cómo lo vas a hacer.

Lo podés practicar solo en tu casa, podés ir a grupos de meditación, centros de yoga, etc. La meditación puede ser tan formal o informal como vos quieras, la idea es que se adapte a tu forma de vida y situación personal. Lo único que realmente necesitas son unos minutos de calidad para meditar.

En el proceso de meditación vas a concentrar tu atención en otra cosa (la respiración, los movimientos, el equilibrio, etc.) y, de este modo, eliminarás el flujo de pensamientos confusos que pueden estar provocándote estrés.

Paso 3: Empezá, pero no te juzgues

La meditación, como cualquier ejercicio, lleva práctica. Por lo que es importante que no juzgues tu habilidad para meditar. Es común que la mente divague mientras estás meditando. Experimentá y vas a descubrir qué es lo que mejor funciona para vos. Adaptá la meditación a lo que necesites en ese momento. Recordá que lo importante es que la meditación te ayude a reducir el estrés y sentirte mejor en general.

Meditar es un gran paso para controlar el estrés, pero eso no significa que no debas tener en cuenta también tu estilo de vida y la consecución de mejores hábitos (ver nota Cómo retomar hábitos saludables). La sugerencia es que pruebes los distintos métodos, encuentres el que más se adapta a tu estilo y lo conviertas en una parte de tu rutina. 


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